Desde los tiempos coloniales fue una tradicional costumbre cristiana poner a cada pueblo bajo la protección de un santo patrono, en el caso de Entre Ríos, en 1825, la elección recayó en San Miguel, veamos cómo y por qué.
El honor y la veneración a San Miguel, ha sido parte esencial de la vida de la Iglesia desde sus inicios. Se lo representa con el traje de Guerrero o de Soldado Centurión como Príncipe de Milicia Celestial. Es uno de los siete arcángeles y está entre los tres cuyos nombres aparecen en la Biblia. Los otros dos son Gabriel y Rafael. La Santa Iglesia le da el más alto lugar entre los arcángeles y le llama “Príncipe de los espíritus celestiales”. Ya desde el Antiguo Testamento aparece como el gran defensor del pueblo de Dios contra el demonio y su poderosa defensa continúa en el Nuevo Testamento.
Es tradicionalmente reconocido como el guardián de los ejércitos cristianos contra los enemigos de la Iglesia y como protector contra los poderes diabólicos. San Miguel, defensor de los moribundos: Cumple su ministerio en relación a los hombres no solo durante la vida terrenal, sino que de manera especial defiende y protege nuestras almas, en la hora de la muerte. En la liturgia, la Iglesia nos enseña que en ese momento, se libra una gran batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer en tentación, o en falta de reconciliación con Dios. Por eso es que San Miguel, interviene al lado del moribundo defendiéndole de las asechanzas del enemigo.
Se le han atribuido un sin número de beneficios espirituales y temporales. El emperador Constantino le atribuyó las victorias sobre sus enemigos y por ello construyó cerca de Constantinopla una magnifica iglesia en su honor. Esta se convirtió en lugar de peregrinación y muchos enfermos recibieron sanación gracias a su intercesión. La elección como patrono de entre Ríos. En la provincia el culto a este arcángel tiene su historia. En 1822 por iniciativa del cura Antolín Gil y Obligado, se levantó en Paraná la primera capilla en honor de San Miguel Arcángel, es la iglesia más antigua de esta ciudad, que en su momento fue iglesia matriz. También San Miguel, fue el nombre de la primera estancia jesuítica que dio origen a la ciudad de Paraná. En 1825 era tal la devoción por San Miguel y por la Virgen del Rosario que un cura de fuerte presencia, el deán Francisco Dionisio Álvarez, concibió la idea de llamar a la feligresía a una votación para determinar cuál santo sería patrono de la provincia y cuál el patrono de la ciudad de Paraná. El 1º de enero de 1825, por votación popular, realizada en la plaza céntrica de Paraná, San Miguel resultó elegido patrono de Entre Ríos. Las crónicas refieren que fue la primera elección democrática con participación de toda la población de que se tenga noticias allí y no obstante lo que esperaba el propio clero, que entendía que sería elegida patrona la Virgen del Rosario, los votantes eligieron a San Miguel. La virgen del Rosario fue elegida como patrona de la ciudad, que se llamaba entonces Villa de Nuestra Señora del Rosario de la Baxada del Paraná. En diciembre de 1851 el Papa Pío IX confirmó a San Miguel Arcángel como Patrono de Entre Ríos. Cada 29 de Septiembre, día de San Miguel Arcángel, la provincia celebra la Festividad del Santo Patrono. Es feriado provincial para la administración pública provincial y municipal y optativo para el empleador del comercio, la industria y los servicios.